miércoles, 26 de octubre de 2011

No aislemos el e- learning

No aislemos al e-learning 

Por María Eugenia Solari 

Las organizaciones que han experimentado el e-learning en sus planes de formación o en acciones particulares podrán reconocer que un programa de e-learning por sí solo no generará los cambios esperados en los comportamientos de las personas. Para las organizaciones que aún no han probado esta “herramienta”, la información que verteremos en este artículo puede ser útil para comenzar a reflexionar acerca de qué otros aspectos podemos (y debemos) tener en cuenta para que nuestros programas de e-learning sean efectivos. 

Para empezar, una pregunta: ¿Para qué un curso de formación? No solo ¿qué vamos a enseñar?, sino ¿qué queremos lograr con esas enseñanzas o, más bien, esos aprendizajes?

Frente a la detección de una necesidad de formación, rápidamente consideramos como solución la creación de un programa que facilite conocimientos. Y a veces, sin pensar en otros motivos más profundos, salimos a la búsqueda de “contenidos” que suplan esa brecha. Pero la pregunta que verdaderamente podrá orientar nuestra búsqueda es: con o sin información precedente, ¿Qué quiero cambiar? ¿Qué comportamientos nuevos quiero lograr? ¿Cómo quiero que sea el futuro de la organización, diferente de este presente?

Otra inquietud que surge rápidamente, sin haber considerado los objetivos más concretos, es la de definir si el curso debe ser virtual, presencial o mixto… pero esta definición, solo podrá conseguirse una vez que hayamos elaborado los interrogantes anteriores. ¿Por qué? Porque en este caso, hablamos de los medios y los medios son algo más que simples trasmisores, los medios también convienen más o menos a determinados objetivos.

La búsqueda de un proveedor de e-learning es también un desafío legítimo, pero a veces, resulta no del todo efectivo si lo hacemos sin haber resuelto el problema de fondo. Grandes ventajas obtendremos si el proveedor de e-learning nos pregunta por los objetivos del programa; pero la pregunta puede ser molesta y echar por la borda el proyecto si no nos la hemos cuestionado oportunamente.

Otro dilema afrontaremos si el proveedor de e-learning solo nos reclama el contenido a virtualizar. En una primera instancia podrá parecernos más eficiente, pero a la larga descubriremos que habremos invertido sumas importantes de dinero que, escasas veces tendrán retorno, si no sabemos de antemano el objetivo de negocio perseguido.

Quien suscribe este artículo forma parte de un equipo que ha llegado a estas conclusiones, no sin antes haber tropezado varias veces por no saber hacer las preguntas correctas en los momentos oportunos. Los tropiezos los hemos tenido de este lado del mostrador, pero sabemos que los problemas que afrontan las organizaciones para quienes trabajamos, no son menos críticos que los nuestros.

Es por esta razón que deseamos compartir estos aprendizajes.




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